
La ciudad de Huete se encuentra enclavada en las faldas de un cerro denominado El Castillo, en el que se pueden ver los restos de una antigua fortaleza de origen árabe. La presencia del hombre en esta tierra es conocida desde el final del Paleolítico Inferior (hace unos 100.000 años). En época romana la zona estuvo intensamente poblada debido a la actividad de las minas de lapis specularis, material que los romanos utilizaban para cubrir las ventanas de sus monumentos y viviendas.
En el periodo musulmán, el geógrafo Al Idrisi describe a Huete como una ciudad de carácter mediano enclavada en la Cora de Santaver (antigua Ercávica), que desde el año 873 perteneció a Musa Ben Zennun. A su muerte, en el año 908, Huete pasó a su hijo menor al-Mutarrif, que construyó parte de sus murallas.
El paso de Huete a manos cristianas se produce hacia el año 1150 con Alfonso VII, quien debió dejar la ciudad en manos de la familia Castro. Con la separación de los reinos de Castilla y León y minoría de edad del rey Alfonso VIII, los Castro como tenentes de Huete se enfrentaron a los Manrique de Lara en una importante batalla ocurrida en las inmediaciones en el año 1164. Finalmente, el entendimiento entre los respectivos monarcas propició el regreso de Fernando Rodríguez de Castro al reino de León y el paso de Huete a los Manrique de Lara.
Huete se convirtió en capital de un extenso territorio formado por casi 100 aldeas de las actuales provincias de Cuenca y Guadalajara. Al estar en la vanguardia, Huete fue adquiriendo un papel cada vez más destacado frente al poder andalusí.
Ello explica que el ejército almohade (formado por más de 100.000 personas, según las crónicas) con el califa Abu Yaqub Yusuf al mando, se dirigiera contra Huete, cercándola durante diez días. Una serie de sucesivas tormentas motivaron que el día de Santas Justa y Rufina los musulmanes decidieran abandonar el asedio, por lo que fueron nombradas patronas de la ciudad.
La Repoblación se realizó con gentes procedentes de poblaciones dependientes de la Casa de los Lara, principalmente de Atienza, Castejón, Medinaceli, Almazán, etc, que se asientan en la ciudad formando diez barrios, cada uno con su parroquia (Santa María de Atienza, Santa María de Castejón, Santa María de Lara, San Nicolás de Medina, San Nicolás de Almazán, Santiago, San Pedro, La Trinidad, San Miguel y San Esteban). Importante peso tenía en la población la judería, asentada en las faldas del Castillo. En 1290 se celebró en Huete, bajo la presidencia del rey Sancho IV, el padrón de las aljamas de los judíos castellanos.