BIOGRAFÍA DE ANDRÉS DE VANDELVIRA


La formación de Vandelvira se desarrolló en un contexto de transición del gótico tardío al Renacimiento. Sus primeros pasos en la arquitectura los realiza en su localidad natal, donde en 1523 aparece cortando losas para embaldosar la lonja, y desde 1526 lo encontramos vinculado a las obras de la iglesia de San Ignacio y el convento de San Francisco. El hecho decisivo en su trayectoria profesional fue cuando entró a trabajar junto a Francisco de Luna, quien acabaría convirtiéndose en su suegro al casarse Andrés con su hija Luisa.
Luna y Vandelvira partirían juntos a Uclés donde el primero fue nombrado maestro mayor del priorato. Allí entraría en contacto con el lenguaje del primer renacimiento o plateresco.

A comienzos de la década de 1530 inició Vandelvira las incursiones en Jaén, donde pronto se estableció y permaneció hasta su muerte. Hacia 1533 vivía junto a su mujer en Villacarrillo, y allí nacieron la mayor parte de sus hijos, incluido Alonso, el cual lo siguió en la profesión, llegó a trabajar en Sevilla y Cádiz y redactó el Libro de Traças de cortes de piedra donde recogió parte del saber estereotómico aprendido junto a su padre.
También en la década de los años treinta es documentado el maestro junto a su suegro realizando visitas a los dominios de la Orden de Santiago, en concreto a la Sierra de Segura y las poblaciones de Orcera, Hornos y Segura de la Sierra.

Posteriormente, en esa misma década inició Francisco de los Cobos la renovación de Úbeda. El secretario imperial encargó el diseño de la capilla de El Salvador a Diego de Siloé, pero la ejecución la realizó Andrés de Vandelvira, quien acabaría por quedarse al frente de la construcción en 1540. Esto haría que cambiase su residencia a la ciudad, donde permaneció hasta 1555.
Después llegarían los encargos de la capilla de los Benavides en Baeza y los palacios ubetenses.

En 1546 entró por primera en contacto con la catedral de Jaén cuando trabajó reparando la Torre del Relox. Dos años más tarde es convocado junto a Jerónimo Quijano y Pedro Machuca para decidir si se continuaba la seo giennense por la cabecera o se levantaba desde los pies. Todo ello acabó derivando en que firmase el contrato en 1553. Ocupó la maestría mayor hasta su muerte. Solo logró terminar la sacristía, sala capitular, galerías altas y capillas del lado sur que están más cercanas a la cabecera, pero su proyecto condicionó a los maestros mayores que trabajaron tras él. Estos pudieron seguir su diseño gracias a que Vandelvira legó en testamento a Alonso Barba el plano y la maqueta del edificio. Gracias a esto y a la importancia de la que gozaba el proyecto entre arquitectos y obispos, fue un diseño muy conocido, razón por la que, en América, a la hora de elevar una catedral, la seo giennense fuese una de las inspiraciones. Este es el motivo por el que la huella de la catedral de Jaén pueda verse en seos americanas como la de México, Puebla de los Ángeles, Cuzco o Mérida en Yucatán, entre otras.
Debido a su buena labor fue consultado en diversas obras, como el Hospital de Tavera en Toledo, la catedral de Sevilla, a cuya maestría llegó a optar en 1557 o la catedral de Guadix.
No debemos olvidar su labor en edificios civiles, como los diferentes palacios en Úbeda, el Hospital de Santiago en la misma localidad o los puentes de San Pablo en Cuenca, Ariza en Úbeda o el Puente sobre el Guadalquivir cerca de Baeza.

Andrés de Vandelvira falleció en 1575 en Jaén, donde dejó una huella imborrable en el paisaje arquitectónico. Su legado es tan significativo que, en muchos sentidos, marca el paso definitivo hacia el renacimiento.
Vandelvira, al igual que otros arquitectos contemporáneos como Juan de Herrera, ha sido clave para el desarrollo de la arquitectura en España, y su obra sigue siendo estudiada y admirada por su sofisticación técnica y estética.


